Hay muchas incertidumbres asociadas a la evolución de la IA y a su interconexión con nuestra cotidianidad humana. Nos cueste o no creerlo, una de las características de la IA será su capacidad de emularnos en un entorno digital, dispondrá de una enorme capacidad para hacerse indistinguible frente a lo humano, desplegando una apariencia fidedigna de sensaciones, emociones y pensamiento lógico. Esto supondrá una introducción de "ruido" en nuestra vida digital, al no poder distinguir lo humano de lo artificial. De la tosquedad de los actuales bots pasaremos a versiones evolucionadas y refinadas de "humanoides" (que podrán dialogar con nosotros, o ayudarnos, o acompañarnos, o engañarnos... según para lo que hayan sido creados). Se requerirán nuevas formas de identificación que garanticen, si así se requiere, que al otro lado es un humano quien nos responde . Navegamos hacia aguas turbulentas que nos obligarán a inventar nuevas regulaciones y timones que nos permitan conservar nuestro rumbo, o al menos nuestra identidad.
Nuestra forma de relacionarnos con el entorno ha virado hacia un entorno digital. El tiempo que dedicamos a interaccionar con el mundo desde la pantalla del móvil, ordenador o tableta es cada vez mayor, en España acariciamos las 4 horas diarias de smartphone, casi un 25% del tiempo que podemos pasar despiertos. Y ese mundo digital que habitamos va a experimentar algo similar a una invasión alienígena, no tanto en el sentido de la guerra de los mundos de Welles sino más bien en el sentido de Among Us: habrá "impostores" entre nosotros, muchos e indistinguibles, algunos nos podrán ayudar a aprender un idioma y otros nos robarán los datos de nuestra tarjeta de crédito. Podríamos decir que va a desparecer el puerto en el que nos encontrábamos resguardados y nos vamos a encontrar frente a un mar abierto, aguas desconocidas, en las que algunos pescarán y otros se ahogarán.
Como anécdota, uno de los gurús de estos cambios está iniciando un proyecto consistente en escanearnos el iris para establecer una nueva forma de identificación frente a los no humanos, una suerte de estrella de David auto impuesta con la que nos podamos reconocer. Inquietante.
Será un cambio grande, que hoy nos cuesta creer y mañana nos parecerá natural (como tantas otras veces...), a priori ni bueno ni malo, un cambio, utilizable en todas las direcciones, tendremos que aprender, como individuos y como sociedad, necesitamos pedagogía para este mundo en cambio, es importante.
Comentarios
Publicar un comentario