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Palabras e imágenes: fin de un reinado

1.

Venimos de la palabra. La hemos usado, empleado, subcontratado, condecorado y violado. Al menos. No la hemos condenado, la necesitamos. Pero ha sido profundamente devaluada. Si salimos de su uso coloquial, necesitamos firmas digitales y juramentos para confirmar su valía. (¿Su reinado? Unos miles de años).

Nos pareció más fiable la imagen, más verídica, "una imagen vale más que mil palabras" (nos vendieron), los artículos periodísticos venían acompañados de imágenes, para corroborar la idea esbozada con palabras. Nuestro cerebro analiza tanto la información evidente como los pequeños detalles, y no deja de ser capaz de interpolar para crear una representación de esa realidad que se nos arroja ante los ojos. Pero perdimos también la imagen, los famosos retoques de photoshop de los famosos, por ejemplo; el arte de la falsificación llegó para quedarse. No te fíes de las imágenes, parece que nos dijeron, cualquier cosa que veas puede ser una (bonita, perversa... elige el adjetivo) mentira. (¿Su reinado? Apenas dos siglos).

Y por fin (spoiler) perdimos la imagen en movimiento (el video) ese baluarte de sensatez y de lo verdadero. Un video podía comenzar una revuelta. Un presidente condenando un atentado, o respondiendo a un país, un actor con unas desafortunadas declaraciones, un caso de violencia policial... hasta ahora había sido irrefutable. Hoy estamos en la antesala (deepfake) de otro imperio caído. (¿Su reinado? Apenas un siglo).

2.

Hoy no pondríamos la mano en el fuego por ninguna palabra que nadie dijera, por ninguna imagen ni por ningún video que viéramos. Nos arrojan a un terreno donde reina la desconfianza. No hay formas de comunicación que no puedan ser falseadas. Internet no ha contribuido a ello (¡bienvenidos a la información y a la desinformación!). ¿Dónde nos deja? En un período previo a la Ilustración (la cual se definió como por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la ignorancia de la humanidad mediante las luces del conocimiento y la razón). La dualidad en la que vivimos no es fácil de manejar, nunca tuvimos más acceso a la información y a la desinformación como ahora. Y no se nos ha educado en ello. Las humanidades pierden fuerza, las universidades (aquí) se orientan a lo práctico. No nos han educado para tener criterio, para cuestionarnos nada. Vivimos la época que se puede resumir en ese eslogan de Kodak: "you press the button, we do the rest", lo cual se traduce en un gigantesco: "No pienses".

Necesitamos un (difícil) cambio, no hay masa crítica para ello, pero estamos hipotecando el futuro de nuestra sociedad. Yo pongo el (sordo) preámbulo, pero hacen falta más pasos.


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