Estamos muchos embelesados por este primer modelo de lenguaje basado en inteligencia artificial. Ha enseñado la patita y ha descubierto la punta de un gran iceberg. Hasta el punto de suponer un cambio de paradigma, al más puro estilo de Kunh. Lo intuimos, lo saboreamos, y sí, está ahí, y va a cambiar algunas reglas del juego. Atrás van a quedar esos atávicos asistentes virtuales tan escuetos en su comprensión y en sus respuestas. Nuestra relación con las máquinas va a entrar en un diálogo comprensivo compartido entre nosotros, simples mortales, y la máquina, engordada a base de teras y globalidad. Y eso nos puede hacer más listos o más tontos, como la televisión, como el GPS, como internet. La globalidad, además de estar al alcance de nuestra mano, estará en un presente próximo al alcance de nuestra comprensión. Y se abren, como siempre sucede, hermosas posibilidades y atroces perversidades (y el continuo que las separa), ahí habitaremos.
La parte del mundo que gira latiendo con la tecnología (que no es todo) estará descubriendo un nuevo orden en el que los ordenadores escribirán nuestro código con nuestras indicaciones, en el que los niños (y estudiantes) tendrán herramientas para identificar, procesar, resumir y elaborar el conocimiento que se les exige aportando unas (muy) pocas neuronas, con el riesgo inherente de atrofia mental, las injerencias artísticas ya están levantando las primeras ampollas en nuestro ego de especie...
Habíamos aceptado la clara superioridad computacional de las modernas computadoras, habíamos cedido el trono en juegos universales como el ajedrez, pero ahora entramos en un terreno que no está tan artificialmente constreñido por simples reglas, es como si hubieran desarrollado un algoritmo para emularnos.
No me asusta el ahora, tan simpático y emocionante, me asusta lo que hay debajo de este iceberg visible, tan virgen y explosivo, podemos perder pie ya no solo en la gestión del conocimiento actual, sino en la generación de nuevo conocimiento, abierto 360 grados en cualquier dirección ética. Creo que la humanidad ha comenzado a perder su rol de protagonista en la propia historia de la humanidad.
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